Por tercer año consecutivo, nos damos cita en el pequeño pueblo de Ura, en plena cuenca del río Mataviejas.
La idea es bien simple: pasar una tarde en familia con amigos, comida y buena música. Lo cierto es que el entorno es increíble, así que no nos cuesta nada acercarnos allí.
Este año la cita tuvo lugar un poco más tarde que otros años, para evitar las horas centrales del día, ya que el calor era insoportable.
Los tripulantes de este avión fueron testigos de nuestra reunión, aunque necesitarían unos buenos prismáticos para vernos
Los niños lo pasaron en grande jugando en un paraje tan acogedor y lleno de belleza.
Difícil competir contra las Nintendo DS, pero finalmente Silverio lo logró, no sin antes haberse quedado sin aire en los pulmones dándole a la melódica.
Ura se encuentra en un valle bastante profundo, así que si quieres hacer una llamada con el móvil o quieres mandar un mensaje, no queda más remedio que subirse a lo alto del monte para encontrar cobertura. Ahí se demuestra si la llamada o el mensaje son importantes de verdad.
Julián se animó a subir, pese a no llevar la indumentaria recomendada por Decathlon
Silverio sacó la melódica, y no pude resistirme a hacer esta foto:
Este año hemos tenido un invitado de lujo, nada menos que Jaime Muñoz de La Musgaña, que vino cargado con sus maletas de flautas, clarinetes y demás chismes de soplar procedentes de las más diversas regiones del planeta.
Con la chuletada dio comienzo todo, y poco después los miembros de El Espíritu de Lúgubre (a falta de Miguel, que no pudo acudir), comenzaron a tocar e improvisar. Jaime iba sacando diferentes instrumentos según el tema, y hubo momentos realmente mágicos.
También se unieron a nosotros dos jóvenes que veranean en la cercana localidad de Covarrubias, y que sin duda apuntan my buenas maneras con la percusión.
Ahí van algunas fotos más de la sesión acústica (vale, yo llevaba un ampli a pilas para el bajo…)
No se trataba, ni mucho menos, de un concierto, pero como suele ocurrir, la mayoría de la gente del pueblo se acerca en cuanto oye la música. Los asistentes pedían canciones del repertorio, y de esas cayeron “El Oso” y “Noches de San Juán”, así como una versión extendida de “La Danza del Pescador” y un “Trigo” muy especial, con un diálogo de percusión entre el cajón y el djembé.
Silverio nos sorprendió a todos contándonos dos historias que le habían contado (o más bien cantado) dos señoras del pueblo, donde se relataban sucesos tan tremendos que hacen que El Espíritu de Lúgubre parezca un grupo jovial y de letras alegres… Desde luego, con semejantes relatos en la villa de Ura, no es de extrañar la querencia del grupo por los relatos tremendos y las historias trágicas. Las señoras en cuestión son las que aparecen detrás de Mario en esta foto:
Con las historias que recopiló Silverio tenemos material para crear dos temas sin duda estremecedores. Esperamos poder crear una música a la altura de la intensidad narrativa de dichos relatos. Heavy, pero muy heavy.
Domingo, 20. Septiembre 2009
¡Hola! Soy un aficionado a la música, con algunos amigos componemos y tocamos cosillas, aunque y me manejo más con el ordenador (usamos el programa SONAR) porque con la guitarra sigo peleándome.. De cuando en cuando sigo vuestra web, aunque no os he visto en directo me gusta cómo sonáis, y también vuestro proyecto y vuestra web, es cálida, cercana. Por casualidad esos mismos días de agosto estaba yo en el monasterio de Silos, de haber sabido que estabais al lado… Un abrazo y ánimos.