Dormían los viejos espíritus en el letargo de los olvidados,
pues los hombres los trataban igual que se trata a un jarrón.
Figuras curiosas en el fondo de las cuevas.
Pero la Madre Tierra los despertó,
y ellos visitaron a los hombres,
traspasaron sus carnes con olvidadas emociones,
sembraron en sus sueños viejas ideas,
para que las hiciesen nuevas,
y en las cumbres entonaron pequeños ensalmos
por la Madre Tierra,
por la vieja Diosa de generosidad infinita.
Todo vuelve a comenzar ahora.
Detalles
Un anochecer de febrero me subí a una de las cumbres que rodean el lugar donde vivo, y sobre la nieve estuve grabando esta pequeña pieza de vídeo. También realizé algunas fotografías.